Sueños
La Historia de Samuel y Mercedes
Mary Heathcliff
Relato Cero de la Saga “De la Peña”
Ambientada en la década del 50, esta es la historia de dos almas que sin saberlo –y sin quererlo- encontrarán sus sueños donde menos los esperan.
Samuel de la Peña tiene un sueño: fundar una empresa textilera y de trajes. Sabe que no es fácil, pues su origen humilde le exigirá comenzar desde abajo para ascender poco a poco. Sin embargo sabe que con esfuerzo lo podrá lograr.
Mercedes también tiene un sueño: encontrar el amor de su vida. Aunque es feliz con su padre, que le ha dado todos los lujos y comodidades que ha querido, quiere sentirse amada y rodeada de una gran familia.
Estos jóvenes se encontrarán sin sospechar que juntos podrán alcanzar sus sueños, a pesar de la enorme diferencia de clases sociales, los prejuicios de la época y los malos entendidos.
Árbol Genealógico de la familia De la Peña
Conoce a toda la familia De la Peña aquí.
Sueños
Dedicatoria y Agradecimientos:
A Ana María, por crear los magníficos
personajes de la Saga De la Peña
y por ayudarme con algunas
líneas de este relato.
A Kristnel, Vane, Susy, Karol,
Marina, María, Rosa y Ana María
por dar vida a los maravillosos
personajes de esta saga.
PRÓLOGO
1946
−¿Estás segura de que es efectiva? −preguntó la bonita muchacha de ojos verdes y cabello negro.
−Ya te dije que sí. Además es infalible −respondió la otra joven, una chica rubia y pecosa.
Las dos jovencitas estaban en la sala de espera de la vieja casona aguardando a que la mujer que les había cobrado una pequeña fortuna las atendiera.
Las paredes de la casa estaban muy manchadas por la humedad y el lugar no se veía muy limpio, si hubiera seguido el pensamiento de su padre, no estaría allí, al fin y al cabo el cuerpo refleja lo que se es por dentro, decía él.
−Mercedes González −dijo la mujer de entrada edad. Era baja y sus ropas estaban muy raídas, fumaba un habano y se recargaba contra la puerta.
La chica de ojos verdes se levantó y quiso salir corriendo al ver la apariencia de la mujer, apariencia que combinaba perfectamente con el estilo de la casa.
−Soy... soy yo −dijo la chica.
−¿Entrarás sola o con tu amiga?
Mercedes miró a Rosario unos segundos.
−Yo... entraré sola.
La mujer le hizo una seña y la chica la siguió.
La sala a la que entraron tenía una extraña mezcla de olores: hierbas aromáticas con olores desconocidos. Estaba muy oscuro y en el centro había una mesa con una única vela alumbrando. Se sentó frente a la mujer, que comenzó a barajar unas cartas.
−¿Qué edad tienes? −preguntó la anciana.
−Yo... yo... dieciocho...
La mujer la miró a los ojos con gesto interrogante.
−Si quieres la verdad tienes que responderme con la verdad.
Mercedes bajó el rostro avergonzada y tímida.
−Acabo de cumplir quince.
La mujer rió.
−De haberlo sabido antes no me habría comprometido a hacerlo. Las chicas de tu edad creen que al convertirse en unas mujercitas tienen el derecho de saber todo. Eso no es así. Si lo hubiera sabido me hubiera negado.
−¿Por qué?
La mujer la miró con gesto severo.
−Porque el futuro puede ser una maravillosa noticia, pero también el anuncio de grandes desastres. Hay que tener la madurez suficiente para saber asumir lo que digan las cartas.
−Es que... es que... tengo curiosidad por saber qué será de mi vida... por eso vendí el collar que me regaló mi padre para mi cumpleaños y le dije a Rosario que me trajera. Quiero saber mi futuro.
La adivina seguía barajando las cartas mientras la chica hablaba.
−Tendrás que asumir lo que venga −dijo ella−. Ahora, toma estas cartas, barájalas mientras le pides en voz baja que te revelen el misterio del futuro.
La chica tomó las cartas con reverencia y comenzó a barajarlas mientras murmuraba las palabras como si de una oración se tratara.
La mujer tomó la baraja y comenzó a disponerlas en formas geométricas en la mesa. Durante un rato no dijo nada, después frunció el entrecejo.
−¿Qué ve? −preguntó Mercedes impaciente.
−Larga vida −dijo la mujer−. Llegarás a la vejez.
La chica sonrió, pero borró su sonrisa cuando la mujer no dijo nada más.
−¿Y qué más ve?
−Un hombre. El hombre de tu vida.
−¿Enserio? ¿Quién es? ¿Cómo se llama? −preguntó la chica alegre y a la vez ansiosa por saberlo todo.
−Encontrarás el amor de tu vida, tendrás esa fortuna porque no todos lo conseguimos... tú serás la mujer de sus sueños. Tendrás que estar muy atenta a su llegada... deberás tomar decisiones adecuadas en el momento adecuado.
−No entiendo...
−Los mejores regalos no siempre llegan en papel dorado.
−¿Qué quiere decir?
−Que las apariencias engañan.
La anciana recogió las cartas.
−Eso es todo −le dijo a la chica que quedó algo asombrada.
−¿Ya terminó?
−Sí.
−Pero me dijo muy pocas cosas... ¿qué hay de mi salud, de mi familia, del dinero...?
−Mucha salud, mucha vida, mucho dinero.
−¿Y... el amor...?
−Ya te lo dije.
−Sí, pero... ¿seré feliz con el hombre de mi vida? −preguntó ella expectante.
La mujer la miró y después miró hacia arriba. Suspiró profundamente antes de responder:
−Sí, muchacha. Si sabes discernir quien es ese hombre, serás feliz con él.
Mercedes sonrió y salió del lugar. Su amiga la esperaba afuera. Salieron a la calle y se encaminaron a la casa de Rosario.
−¿Cómo te fue? ¿Qué te dijo?
La quinceañera aún sonreía mientras le decía a su amiga.
−Bien, salud, vida, dinero y amor. Y lo más importante encontraré al amor de mi vida.
−Que bueno −dijo la otra muchacha sonriendo−. ¿Quién es? ¿Cómo lo vas a reconocer?
−Creo que lo sabré en cuanto lo vea... será guapo, inteligente y rico.
−¿Eso te dijo la adivina?
−No, pero tendrá que ser como digo. Desde ahora, mi objetivo será encontrar al amor de mi vida y en cuanto lo encuentre, jamás lo dejaré ir: será mío y yo suya y nada ni nadie nos podrá separar.
* * * * *
El tren devoraba kilómetros a gran velocidad. Los pasajeros estaban concentrados en diversas actividades mientras llegaban a su destino: unos conversaban, otros dormían, pocos observaban en paisaje, algunos más sociables se dedicaban al juego. Sólo uno de ellos era indiferente a todo lo que pasaba alrededor por su concentración en un cuadernillo en su mano izquierda y su lápiz en la mano derecha. Escribía algo.
Dreams
"Así se llamará".
El atractivo muchacho de cabello rubio y ojos azules sonrió mientras observaba la idea recién creada. Y el nombre le iba porque en verdad era un sueño que tenía que volverse realidad: el sueño de su madre.
La tristeza lo invadió de súbito. Su madre, su hermosa y bondadosa madre que le había dado todo, que se había sacrificado por él para que no pasara hambre aunque ella misma no comiera; su encantadora madre que trabajaba cosiendo los vestidos de las damas refinadas hasta altas horas de la noche para comprar los cuadernos en los que él usaba para estudiar en la pequeña escuelita del pueblo; su magnífica madre que había muerto hacia unos días.
Las lágrimas acudieron a sus ojos, pero no se permitió llorar, al fin y al cabo ya era un hombre de veinte años: los hombres no lloran.
Para disipar su tristeza se dedicó a planear su futuro. Iba a la gran ciudad a trabajar duro y lograr su sueño: fundar una empresa textilera y de trajes.
Sabía que para lograrlo debía trabajar duro y estudiar mucho. Además necesitaba mucha paciencia: sabía que las cosas no serian tan rápidas ni sencillas. Pero estaba muy seguro de lograrlo: Samuel de la Peña siempre lograba lo que se proponía.
Ese sueño no era completamente suyo, era el sueño de su madre. Ella siempre había trabajado humildemente en la elaboración de trajes, y su anhelo era tener un pequeño almacén.
−Un almacén no, mamá, una gran fábrica −decía él siempre.
−¿Cómo crees eso, hijo? −decía ella sonriendo.
−Sí. Y será famosa y reconocida. Te lo prometo, mamá.
Ahora su madre no estaba con él, pero sabía que desde donde ella estuviera lo vería y por eso cumpliría su promesa.
Dreams.
Volvió a sonreír mientras leía el nombre de su futura empresa.
−Es una bella palabra −dijo el hombre que estaba junto a él.
Samuel lo miró. No lo había visto antes en el tren. Era un anciano muy elegante.
−"Sueños" −repitió el hombre−. La palabra que todos deberíamos tener siempre en cuenta.
−Sí, claro −dijo el muchacho algo cohibido.
−¿Es el nombre de algo en especial? −preguntó él.
−De... mi empresa... bueno, la empresa que tendré algún día.
−Así se habla, muchacho, así se habla −dijo el hombre−. Algún día la tendrás.
−Es algo que le prometí a mi madre.
−Eres un joven de corazón puro. Debes cumplir tu promesa aunque ella ya no esté para ver tus logros.
−Sí. Es una deuda con ella y conmigo.
−Y con la familia que llegues a lograr con la mujer de tu vida, y los hijos que llegues a tener con ella.
Samuel sonrió. Sabía que algún día tendría una enorme empresa, pero sin familia con quien compartirla no habría verdadero triunfo. Quería encontrar a una mujer buena, franca y humilde, una chica que disfrutara las cosas sencillas de la vida y que lo amara a él y a sus hijos.
−Sí. Espero encontrar una mujer especial.
−Claro que sí, claro que encontrarás a esa mujer especial... aunque no será fácil... tendrás que tenerle paciencia y mucho amor... pero al final todo saldrá bien.
Samuel quedó un tanto asombrado con las palabras del hombre.
−¿Qué quiere decir con eso?
−Que no te preocupes, finalmente serás feliz como lo fueron tus padres.
Sí. Sus padres habían sido felices, aunque su feliz matrimonio duró muy poco tiempo por la repentina muerte del padre, los pocos años compartidos habían sido los más felices sus. La muerte de su padre había traído dificultades: para una mujer que tenía que mantener a un hijo y no sabía trabajar era difícil ganarse la vida, pero lo había logrado.
Samuel sonrió. Estaba orgulloso de su madre por haberse entregado en cuerpo y alma a su hijo sin egoísmo, era lo que había hecho desde siempre y hasta el mismo día de su muerte. Debía cumplir su promesa aunque ya no viviera, como había dicho el hombre... pero... ¿cómo sabía que su madre no estaba viva? Él no se lo había dicho... ¿y como sabía que sus padres habían sido felices?
−¿Cómo supo...?
Samuel no terminó de formular la pregunta. El hombre que había estado sentado junto a él hacia unos instantes ya no estaba. Lo buscó con la vista, pero no lo encontró cerca. Quizás era alguien de otro vagón que había entrado allí para charlar un poco... pero ¿por qué sabía todo lo que sabía? ¿por qué le había hablado de esa manera?
Trató de alejar de su mente el asunto y concentrarse en su llegada a la ciudad, pero no podía evitar que una frase del hombre volviera a su mente una y otra vez: "encontrarás a esa mujer especial... aunque no será fácil... tendrás que tenerle paciencia y mucho amor... pero al final todo saldrá bien".
MRC ©
Aquí está el prólogo.
ResponderEliminarEspero sinceramente que la historia haya comenzado de manera interesante. Besos :t
Me encanto el prologo Mary !!! muy bueno en verdad!! a los dos se les predijo un gran amor es como un comienzo mágico, no se les sera fácil pero tendrán su gran amor y tendrán una familia numerosa, que bueno lo de poder conocer a toda la familia !!
ResponderEliminarun super comienzo !!
kisses ^ ^
:t
Gracias Judith :d
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado. :t
Excelente comienzo, Mary!!!
ResponderEliminarLos protagonistas y lo que podemos vislumbrar que será su historia, ya me han conquistado; y estoy impaciente por saber más.
Creo que su mayor dificultad será que Mercedes cree que su amor será un hombre rico, y sin embargo... espero que no tarde mucho en reconocer que está equivocada en ese punto.
¡Me encantó, Mary! (Todo lo que escribes me encanta)
Besos, y gracias por permitirnos leer esta historia,
Bri
Preciosisisismo inicio
ResponderEliminarEl inicio no solo de una historia sino de toda una saga
Que lindo es recordar, Mary, gracias :d
Un beso :t
Oh me ha gustado mucho el inicio, aqui me tendrás con cada entrega, tal como lo prometí, sabes que todas tus palabras son un deleite para mi vista.
ResponderEliminarUn gran abrazo Mary, suerte con este proyecto!
Hola querida Mary;D
ResponderEliminarTe dije que vendría aleerte, y no me he arrepentido en absoluto. El proñlogo esta mas que genial. Me quedo con toda la intriga y nervios de saber cuando se conoceran, si ella le rechazará por no tener aun dinero, si él tendrá esta paciencie que tanto le animó el hombre misterioso a tener... son muchas cosas por saber;D
Espero con gana la continuación...
kisses
Brianna: muchas gracias por tu valoración, me alegra sinceramente que te haya gustado el inicio y que te hayan llamado la atención los personajes, espero no defraudarte :d
ResponderEliminarKristnel: sí, es lindo recordar :t
Athena: gracias, me alegra que estés dispuesta a leer esta historia. :t
Karol: Me alegra que el inicio te genere esa expectativa :d
Un inicio bellisimo. :d
ResponderEliminarMARY LEEI TODA LA NOVELA Y ME ENCANTO LOS PERSONAJES SON DULCES E INOCENTES REALMENTE FABULOSO FELICITACIONES
ResponderEliminarMuchas gracias Rosanna, tus palabras me llenan de alegria y me alientan a continuar. Te invito a leer Amor Milagroso, de la misma saga, novela que he decidido dejar aqui http://maryheathcliff.blogspot.com/2008/01/amor-milagroso.html para su libre descarga. Un beso.
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