La inteligencia artificial generativa se ha instalado de manera tan profunda en nuestras vidas y profesiones que incluso la escritura creativa comienza a verse influenciada por su presencia. Hoy en día, las herramientas de IA son capaces de asistir en la creación de textos literarios, generando ideas, diálogos y estructuras narrativas con una rapidez que desafía los métodos tradicionales. Esto plantea una reflexión sobre el papel del autor en una era donde la tecnología puede contribuir, pero también transformar el proceso creativo, obligando a replantear qué significa ser original en un mundo cada vez más mediado por algoritmos.
Incluso las editoriales y los publicantes están re-pensando el papel que juegan las inteligencias artificiales en la escritura, especialmente en lo que respecta a los derechos de autor y la honestidad al presentar una obra literaria. La posibilidad de que una IA colabore o incluso genere por completo un texto plantea serias preguntas sobre la propiedad intelectual: ¿a quién pertenece la obra y hasta qué punto se puede considerar auténtica? Además, surge la preocupación sobre la transparencia hacia los lectores, quienes merecen saber si una historia ha sido escrita íntegramente por un humano o si ha habido intervención tecnológica en su creación.
La plataforma de publicación D2D realizó una encuesta a autores para indagar sobre las opiniones de estos sobre el impacto de la inteligencia artificial en la escritura. Los resultados muestran que los autores están preocupados por cómo las IA pueden influir en el proceso creativo, así como por las implicaciones legales y éticas que esto conlleva. Por un lado, muestran una amplia desconfianza hacia los textos y las prácticas realizadas con IA generativa por la falta de honestidad, ética y los impactos que esto podría tener en la calidad y originalidad. Además, hay una preocupación por el uso de nuestras obras en el entrenamiento de programas para IA generativa de textos narrativos, lo que no solo traerá consecuencias de uso indebido de nuestras creaciones, sino también que en el futuro las editoriales no quieran publicar textos de “autores humanos”, sino que produzcan obras con IA por las que no tendrán que pagar ni un centavo de regalías.
D2D manifiesta que estos aspectos deberían ponerse en estudio, pero a su vez, como publicante se encuentra a favor (en parte) cosa que los autores rechazamos (en parte). Puedes ver más detalles de la encuesta en su blog.
De mi parte, creo que los textos narrativos escritos con IA generativa presentan varios peligros y desventajas. Entre ellos, la falta de originalidad o creatividad genuina, ya que la IA se basa en patrones preexistentes y puede generar contenido repetitivo o predecible. Además, existe el riesgo de que las obras carezcan de profundidad emocional o de una voz auténtica, elementos fundamentales en la literatura. También tengo la preocupación sobre la propiedad intelectual y los derechos de autor, ya que es difícil determinar quién es realmente el creador de la obra y a quién pertenecen los créditos.
Además, considero que las narrativas creadas con IA carecen de alma y sentimiento, ya que no pueden volcar las emociones auténticas que un autor humano experimenta y que son fundamentales para conectar con el lector. Mientras que una máquina puede generar estructuras narrativas coherentes, solo un autor puede transmitir las vivencias, pasiones y vulnerabilidades que dan vida a una historia, permitiendo que el lector se sienta identificado y conmovido por la obra. Esta falta de profundidad emocional es lo que limita el verdadero impacto de los textos generados por IA.
El tiempo pasará y ya veremos qué sucede. Por ahora, creo que las IA pueden ser una ayuda, una herramienta para los autores, sobre todo para la corrección gramatical y ortográfica, pero nunca como base o esencia de la creación.
Mary Heathcliff
Escritora de Novela Romántica
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