He estado ausente durante más de cinco años, casi seis. He entrado en mi blog y en mis redes sociales para saludar en fechas especiales o para compartir alguna noticia, pero eso realmente no cuenta como presencia constante.
Quizá por esto es que hasta ahora me doy cuenta de que los blogs, que florecieron tanto hace más de una década, se han quedado prácticamente abandonados. Recuerdo que entre los años 2009 y 2012 (aproximadamente), los blogs eran una excelente herramienta de comunicación e interacción. Tenía un grupo de compañeras escritoras con las que nos comunicábamos a través de los comentarios en las entradas de nuestros respectivos blogs. Incluso podíamos interactuar con los lectores, no solo para informar sobre novedades literarias, sino también para entablar conversaciones sobre temas interesantes y, por supuesto, recibir valiosa retroalimentación de quienes leían nuestras historias.
Con la llegada de las múltiples redes sociales, esto fue cambiando. En primer lugar, Facebook y Twitter se establecieron como las plataformas para conectar con otras personas. Al principio, incluíamos enlaces en nuestras redes para redirigir a los lectores hacia las entradas del blog. Luego, comenzamos a escribir directamente en las redes sociales, especialmente en Facebook, que permitía publicar mensajes un poco más extensos que Twitter y también brindaba la posibilidad de crear una página de seguidores y unirse a grupos para interactuar con las personas. La rapidez y la inmediatez en los mensajes y sus respuestas hacían de las redes sociales un medio más ágil que los blogs.
Ahora que regreso, me doy cuenta de que nadie responde a las entradas que publico en mi blog, y lo atribuyo a mi ausencia durante años. La gente olvida y seguramente la mayoría ya me ha olvidado. Sin embargo, al revisar los blogs que solía visitar en aquellas épocas tan hermosas, me doy cuenta de que la mayoría están prácticamente abandonados. Unos pocos dejaron de actualizarse hacia 2015 y 2016, fechas en las que aparecen las últimas entradas. Los que han resistido más tienen fecha del 2021. Y eso sin mencionar los comentarios, que prácticamente no existen: parece que nadie responde a las entradas de los blogs (incluso creo que nadie los visita).
Ahora hay más gente interactuando en las redes sociales y también más abundancia de redes sociales. Instagram y TikTok se han convertido en las más populares, precisamente porque permiten el uso de imágenes y videos cortos que captan la atención de las personas. En otras palabras, este mensaje que estoy escribiendo en esta entrada tendría mucha más visibilidad si estuviera en una red social y en forma de un video corto.
Pero a pesar de la aparente gran interacción y agilidad que permiten las redes sociales, sigo pensando que el blog es una forma valiosa de comunicación. En primer lugar, es más duradero, ya que mientras que las redes sociales son rápidas y permiten una interacción casi en tiempo real, son efímeras y los mensajes que publicaste por la mañana ya no son relevantes por la tarde, mientras que en el blog, el mensaje queda como un registro de algo importante que quisiste decir. Además, en los blogs existe una mayor libertad de expresión, ya que las redes sociales exigen mensajes cortos, mientras que en un espacio como el blog se pueden dejar mensajes más extensos (como este).
Aunque los blogs se han vuelto obsoletos en estos tiempos donde las redes sociales son predominantes, creo que aún representan una buena opción para comunicarse y dejar mensajes más largos y duraderos. Por el momento, no tengo intención de abandonar el blog. En cuanto a las redes sociales, bueno, eso es otro asunto del que hablaré más adelante.
Un saludo muy especial a aquellos que lograron llegar al final de este mensaje. Parece que todavía hay personas que leen blogs.
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