Hace algún tiempo, en una entrada de este mismo blog, reflexioné sobre el abandono que han experimentado los blogs, tan populares en el año 2010, y la preferencia por el uso de diversas redes sociales. Esta preferencia surge porque las redes permiten alcanzar a un público más amplio y de formas variadas, como texto, video, música, entre otros.
Sin embargo, el uso y la gestión de diversas redes sociales me han llevado a notar que, aunque estamos muy conectados a través de plataformas como Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, YouTube, LinkedIn, Telegram, Pinterest y ahora Threads (como si no tuviéramos ya suficientes), no significa que estemos realmente comunicados.
Cuando utilizábamos blogs, e incluso en los primeros días de Facebook, teníamos una mayor interacción. Se iniciaba con una entrada o un post que generaba diversas respuestas de los lectores, lo que a su vez generaba más respuestas por parte del autor. Esto permitía establecer un diálogo genuino y una verdadera comunicación en la que las personas contribuían al mismo tema en varias ocasiones.
En contraste, las redes sociales suelen ser más inmediatas: la interacción entre la publicación del mensaje y las reacciones visibles de los lectores es casi instantánea. Esta inmediatez conduce a una efimeridad que significa que un mensaje publicado un día puede volverse obsoleto al día siguiente, ya que nadie sigue contribuyendo al mismo mensaje, sino a los que siguen. Por lo tanto, un mensaje pierde su potencial para llegar a diversas personas en poco tiempo, lo que requiere publicar constantemente para no perder relevancia y mantenerse frente a los ojos de los interlocutores. En este sentido, no se establece un verdadero diálogo entre el autor de un post y su lector, ya que la interacción se limita a una publicación y una reacción.
Además, esta efimeridad y la reducción de la interacción resultan en una comunicación limitada. En primer lugar, la mayoría de las respuestas se limitan a "likes" u otras expresiones que no comunican mucho (por ejemplo, un "like" puede indicar que algo te gusta, o que estás de acuerdo, o que planeas comprar un producto, o que te interesa aunque no lo compres, etc.). En segundo lugar, las respuestas verbales son generalmente breves, o a través de emoticones, y carecen de contexto, lo que no fomenta una conversación real que permita una comunicación profunda, como solía ocurrir en los blogs. En tercer lugar, debido a la abundancia de redes sociales y la necesidad de mantener una presencia constante, algunas personas han recurrido a la contratación de community managers que gestionen sus cuentas. Como resultado, a menudo no sabes si estás interactuando con la persona real o con la persona que gestiona sus redes, lo que significa que no sabes con quién estás hablando realmente.
Las redes sociales se han convertido en un puente obligatorio entre las personas, pero se centran en la conexión efímera e inmediata en lugar de fomentar la comunicación y el diálogo. Insisto en que la proliferación de las redes sociales (y su continua creación) no nos une como seres que mantienen diálogos, sino que nos distancia y nos hace más superficiales en la comunicación. Por supuesto, esto no es de interés para los propietarios de estas redes, ya que su enfoque es el negocio en lugar de fomentar la comunicación e interacción genuina.
Solo nos queda esperar para ver qué nos depara el futuro: si estas redes finalmente nos absorberán y nos convertirán en seres automatizados para dar "likes" y emitir respuestas breves, o si estamos dispuestos a reflexionar sobre el uso de estas plataformas y darles un enfoque que fomente la comunicación.
Mary Heathcliff
Escritora de Novela Romántica
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